Dia de playa

El mar estaba como un plato. Julio ha sido inclemente, poco veraniego, algo a añadir a este verano atípico, sin huidas, concentrada en mi misma, mi cuerpo, mi boca, mis dientes, mis soledades.
El baño, el primero de año, ha sido perfecto. El agua fría, transparente, casi sin olas, casi atlántica...
Poca gente, perfecto para nadar. La playa de arena gorda, plis plas y expulsada, la temperatura fantástica, unos 27 grados, mejor imposible, Marta y Nina relajadas, Nina tal vez no tanto, algo inquieta, a veces cuesta que hable, cuesta que se suelte y se deje, que salga de sí misma y disfrute a tope del momento... a veces cuesta, hay que cuidarla más...

El mar estaba quieto y casi plateado, casi blanco y brillante por lo quieto. El mar estaba como en mis sueños, perfecto para hacer el muerto, flotar placenteramente con el sol en la cara. Cierro los ojos y sumergida, flotando en el agua, casi en una placenta, soy feliz..., una máquina perfecta.

"Coup de soleil" que decía mi madre. Me he tragado todo el sol posible y tengo calentura. Me gusta esta efervescencia de la piel. Me gusta tener más temperatura que el aire. Me gusta el color del verano. Me cago en los mercados y los mercaderes, con lo fácil que es vivir y convivir, querer y que te quieran

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