Al alimón: Mujeres con los dedos verdes

Post escrito por y entre Edita Olaizola http://editaolaizola.blogspot.com.es/ y Laura Rosillo http://lrosilloc.blogspot.com.es/
Imagen: Lucía Meler
Soy mujer.
Me di cuenta bastante pronto con la primera exigencia y la primera prohibición
¿Por qué yo tenía que hacerme la cama y ayudar a recoger la mesa y mis hermanos no? Son muy pequeños, decía mamá… y siempre fueron más pequeños que yo.
Tampoco me dejaron hacer de monaguillo, con lo que mí me gustaban los encajes y el incienso, era cosa de niños, las niñas llevábamos velos blancos y misales de nácar y teníamos que mostrar recogimiento y devoción, ¡nada de agitar campanillas!
Pero al margen de lo doméstico y el boato religioso, yo noté una diferencia sutil desde  que tengo memoria: una tenue hermandad que transita desde abuelas a nietas, a través de canciones, juegos, refranes, sólo para niñas, que crean los cimientos de nuestra común  cultura popular.
Y si Mambrú se fue a la guerra, que dolor, que dolor, que pena; yo soy la viudita del conde Laurel que quiero casarme y no encuentro con quiénLas canciones de corro sellaron para siempre una hermandad que llega hasta hoy que con sorprendente facilidad comparto opinión y sentimientos con mujeres conocidas, pero también desconocidas, de todas las edades con las que siento una corriente de complicidad natural.

Me gusta ser mujer
Conozco hombres magníficos y mujeres impresentables.  No he hecho nunca un estudio, ni profundo ni somero, sobre el porcentaje de unos y otras sobre la población en general. He leído de todo sobre hombres y de todo sobre mujeres.  Muchísimas personas viven directa o indirectamente de defender o denostar los derechos de las mujeres
En suma, no tengo datos científicos y contrastados para decir lo que digo: me gusta ser mujer.  Y lo digo tranquila y convencida, sin datos pero con el convencimiento de que los datos no son todo en la vida (supongo también que más mujeres que hombres estarán de acuerdo con mi última aseveración).
Aunque me encanta la tesis de Pablo Herreros Ubalde en su blog: Somos Primates sobre las Armas de Mujerhttp://www.somosprimates.com/2015/04/armas-de-mujer-contra-machos-agresores/
Creo firmemente que las mujeres, en general, no estamos tan supeditadas a los datos para albergar una convicción de este tipo, porque hablamos de algo tan profundo e intangible  como nuestra propia idiosincrasia. En el fondo de nuestro ser no necesitamos ninguna argumentación externa para creer lo que creemos:  es bueno ser mujer.
Y me cuesta muy poco meterme en harinaen un proyecto profesional grupal si somos mujeres, del mismo modo que, de forma natural, nos repartimos las tareas de intendencia en una fiesta, en una reunión, en la familia, mientras los hombres hablan de sus cosas y nos observan deambular poniendo orden, distribuyendo la comida, arreglando desperfectosintentando que la velada sea más agradable.
Nunca sentí ninguna diferencia respecto a los hombres a no ser esa hermandad femenina que además he sentido no sólo en mi ciudad y mi país, sino en todos los lugares en los que he estado con poquísimas excepciones que tienen que ver con usos y costumbres demasiado diferentes a los míos.
Nunca tuve problemas ni para liderar un proyecto, ni para conducir un equipo por ser mujer que no fueran un salario menor que un hombre en mi mismo puesto, pero el dinero nunca fue para mí el principal motivo para aceptar un nuevo reto, un nuevo encargo. A lo largo de mi vida laboral he tenido más jefes que jefas, pero no he notado diferencias sustanciales en su estilo de liderazgo, y así he tenido jefes detallistas, y centrados en las personas, que son cualidades que suelen atribuirse a mujeres, y jefas autoritarias muy centradas en el poder, que son cualidades que suelen calificarse de masculinas.
En general, las mujeres
  • somos el pilar de la sociedad en muchas circunstancias, desde una remota aldea africana hasta la abuela que cuida del nieto y además coopera a la economía familiar con su exigua pensión;
  • somos el paño de lágrimas de los miembros de la familia, las amistades, colegas del trabajo y otras personas de nuestros círculos habituales;
  • somos trabajadoras hasta el punto de asumir responsabilidades laborales,  familiares y sociales simultáneamente;
  • somos quienes llevamos la peor parte en el reparto de bienes, no sólo económicos.

Me he limitado a resaltar cuatro de las muchas características que nos definen, y he escogido éstas porque tienen algo en común:  la capacidad de cargar con responsabilidades propias y ajenas.  Conozco pocos hombres y muchas, muchísimas mujeres que lo hacen  cada día como algo natural.
Y a pesar de esta carga injusta y ancestral, somos capaces de reír, buscar el lado bueno de las cosas, disfrutar de los pequeños regalos que trae cada día, alegrarnos y alegrar la vida a muchas personas de nuestra área de influencia.
La madurez me ha traído algunos nuevos pequeños matices diferenciadores: Mi universo femenino, las mujeres que me han acompañado a lo largo de mi vida hasta ahora, se ha mantenido y se han reforzado los lazos en muchas ocasiones, y se ha ampliado, y cada mujer que llega a mi vida para compartir un proyecto, un aprendizaje, una reivindicaciónllega para quedarse, sella el pacto secreto de apoyo mutuo que tenemos las mujeres y que se vuelve imprescindible en la madurez.
La madurez nos vuelve a las mujeres solidarias y nos empuja a cuidar de otros, a guiar a otros, a enseñar a otros, como si nuestra vida hasta aquí hubiese sido un ensayo general para llegar a este momento en que volvemos a la tribu como brujas buenas, como hadas madrina, mujeres con los dedos verdes que todo lo que plantan, agarray florece.

BBC Mundo 8/11/2013












Me gusta ser mujer.
Mira tres ejemplos:
1. En un contexto social: en el Hagadá Kaufmann (siglo XIV),  una ilustración de una orquesta femenina. Es fácil imaginar que en una sociedad judía medieval la vida no debía resultar fácil para las mujeres, pero ahí están, deleitándose y deleitando con la música.






2. En un contexto urbano: fachada en la calle Libertad, obra de las Ganchilleras de Zaragoza, cuyo lema es 'conseguir provocar una sonrisa a través de nuestras acciones y poner color en nuestras calles' (además de integrar socialmente a mujeres extranjeras).



3. En un contexto profesional:  En el Garden La Noguera (@gardenlanoguera), las empleadas han realizado este precioso trabajo por propia iniciativa, para decorar el establecimiento y alegrar a los clientes que se acercan a la puerta.





Tres contextos diferentes con algo en común:  la capacidad femenina de hacer el trabajo, hacerlo bien, hacerlo por encima de lo exigible y hacerlo aportando además pequeños rayos de alegría, ilusión, estética y ética a la sociedad.
Lo dicho:  me gusta ser mujer y como dice Javier Marías, celebrar la alegría de estar juntas. http://elpais.com/elpais/2015/01/02/eps/1420214957_651529.html
Me gusta ser mujer.

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